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sábado, 26 de noviembre de 2016

COCINA. IDENTIDAD.-



“La cocina tradicional es la manera de ser de un pueblo.” JM Arzak.


¿Podemos identificar a un pueblo por su forma de cocinar?, o dicho de otro modo ¿podemos identificar determinado tipo de cocina con un pueblo?


Los habitantes de un país, en términos habituales, rara vez prestan atención a su comida, y si les preguntamos que la diferencia de la de otros países posiblemente no sepan responder. Pero si salen de viaje a otro país, o simplemente si van a comer a un buen restaurante de cocina típica de otra nacionalidad (chino, japonés, italiano…), es cuando toman conciencia de su cocina.

Generalizando, si nos hablan de maíz lo relacionamos con América, si es de arroz con los países asiáticos, de verduras y aceite con la cuenca mediterránea… Si hablamos de chile y fríjoles, pensamos en México; si hablamos de curries, pensamos en la India; de pasta en Italia… y así hasta identificar un determinado plato con un país, guacamole con México, pizza con Italia, sushi con Japón, moussaka con Grecia, paella con España, hayaca con Venezuela, etc.
Si determinado grupo no come carne de cerdo es musulmán, si no come carne de vaca es hindú, si come carne de perro es chino, si sólo se alimenta de proteínas animales es esquimal…
Si se come sentado en el suelo es árabe, hindú, japonés… Si se come con palillos es chino, tailandés o coreano…, si como con las manos de forma habitual es hindú, etc. Si nos hablan de cocina francesa, cocina italiana, cocina china, nueva cocina… enseguida las identificamos con cierto tipo de platos y alimentos.
Y así hasta infinidad de ejemplos y situaciones. Estas son algunas pequeñas muestras del carácter diferenciador de la cocina de una cultura a otra.


¿Cuáles son los elementos que diferencian o una cocina de otra?

Existen numerosos factores en los que nos podemos basar para distinguir a una cocina de otra. Pero, y de acuerdo con los esposos Rozin, los elementos que dan lugar a cocinas específicas y determinadas, son cuatro:
  1. La selección de un número limitado de alimentos. Aquellos más fáciles de conseguir y los más rentables desde un punto de vista energético.
  2. La manera dominante de preparar los alimentos (tipo de corte; tipos de elaboración: cocidos, fritos, asados…)
  3. Los criterios de condimentación y el uso de sabores de cada sociedad (el uso de los aromas).
  4. La aceptación de reglas establecidas en relación a los siguientes puntos: la cantidad de comidas diarias, la forma de consumir los alimentos, la diferenciación de algunos alimentos para ceremonias religiosas y/o festivas y el seguimiento de determinados tabúes.

Siguiendo estos criterios tenemos una base, más que aceptable, para poder diferenciar la cocina de distintas culturas.
Pero hoy en día existen circunstancias como la facilidad en poder adquirir alimentos del cualquier lugar del mundo, la integración de determinados hábitos alimentarios de otras culturas en las nuestras…, que hacen que la cocina característica de una cultura dada experimente cambios a un corto o largo plazo más o menos notable. Aquí nos podemos encontrar con una curiosa contradicción que C. Fischler denomina la paradoja del omnívoro: la neofilia (necesidad y avidez de incorporar alimentos nuevos) y la neofobia (miedo y recelo hacia alimentos desconocidos).

Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente considero como factor más importante para diferenciar la cocina de una cultura a otra el uso de los aromas (especias, hierbas…). Considero que dos elaboraciones teóricamente iguales pueden variar enormemente con la introducción de un solo aroma. A su vez pienso que el uso de estos ingredientes característicos suelen ser los más arraigados, y por tanto más difíciles de erradicar.
Como ejemplo detallo a continuación algunos de los fundamentos aromáticos de algunos países:
La salsa de soja, ajinomoto, vino de arroz… en China.
La salsa de soja, el sake… en Japón.
La salsa de soja, el azúcar negro, sésamo en Corea.
Las mezclas de especias en la India.
El comino, la canela, el cilantro con cebolla o tomate o fruta en Marruecos.
El aceite de oliva, el limón y el orégano en Grecia.
El aceite de oliva, el ajo, la albahaca, el tomate… en Italia.
El aceite de oliva, cebolla, pimiento, tomate en España.
El tomate y el chile en México.
Y podríamos seguir.

Por tanto opino que, se puede afirmar que a distintas culturas corresponden distintas formas culinarias o gastronómicas. O, determinadas cocinas corresponden a diferentes culturas.


Saludos,



Bibliografía consultada: Alimentación y Cultura. J. Contreras y M. Gracia. Ed. Ariel




COMENTARIOS AÑADIDOS:



Respecto a la frase de Arzak, la consideré buena para encabezar el artículo. Por supuesto que la cocina es sólo una parte de las características culturales de un pueblo. Pero seguramente la primera y más importante.
El hombre primero debe de nutrirse para poder ejercer y continuar otras características propias de determinada cultura. La forma de nutrirse es alimentándose, y la forma en que se alimenta es el primer identificativo cultural que encontramos en los pueblos. Además si nos fijamos con detalle todos los demás rasgos, que podemos considerar distintivos, al menos en un principio, giran alrededor de la comida (cocina, gastronomía). Las fiestas son celebraciones de algún acontecimiento (la llegada de la primavera, la navidad, una boda, un nacimiento, etc.) y en todas ellas la gastronomía juega un papel principal por medio de banquetes, comidas en común y/o la relación con determinado tipo de alimento. La música, en un principio, probablemente fue un modo de amenizar las comidas. Los alimentos permitidos o no permitidos, la manera de comerlos, como y cuando, forman parte de las prescripciones y tabúes de todas las religiones… Por ello sostengo que la cocina es el elemento principal en el que debemos fijarnos en el momento de analizar la cultura de un pueblo.


Respecto a los aromas, quizás me falto matizar un poco más en lugar de dejar los puntos suspensivos. Por supuesto que sigo considerando los aromas como el principal factor identificativo de una cocina determinada. Claro que el ajo, el aceite de oliva o los chiles por sí solos no identifican una cocina, pues son comunes a muchas (aunque ya, a muchos de esos ingredientes los relacionamos inmediatamente con algunos tipos de cocinas). Al decir aroma, quería referirme al aroma final que conseguimos con la combinación o forma de elaboración de diversos de esos ingredientes; o dicho de otro modo a los “principios de condimentación”. Un pisto y un rataouille son casi iguales en sus ingredientes, pero el sabor final no es el mismo. (El pisto es un plato típico de La Rioja, España; y el rataouille es típico de la zona de Niza, Francia).

Saludos,



LA COCINA. EL PRINCIPIO.



Los primeros homínidos, en cuanto a alimentación se refiere, no se diferenciaban del resto de los mamíferos. Es decir se nutrían al igual que ellos, de lo que encontraban más cerca, de aquello que tenían a su alcance y que no les presentara demasiada complicación. Es por lo que suponemos que los primeros alimentos ingeridos por estos lejanos antepasados nuestros serían plantas, raíces y pequeños animales como larvas e insectos.

Pero demos un salto en el tiempo de unos cuantos miles de años, cuando nuestros más lejanos antepasados comenzaron a caminar erguidos.
La alimentación en un principio seria la misma que anteriormente, salvo en una circunstancia, probablemente aumentarían su dieta a piezas algo mayores. A algunos animales muertos y restos de piezas dejados por otros depredadores, que ya satisfechos habían dejado su festín. Por tanto es posible afirmar que nuestros más remotos antepasados fueron carroñeros antes que cazadores. Nuestros remotos parientes fueron evolucionando, y gracias al descubrimiento de los primeros útiles y herramientas, y espoleado por las necesidades paso a convertirse en cazador. Con lo que ya tenemos las primeras formas de abastecimiento alimentario, nos convertimos en cazadores-recolectores.

Pero había períodos de escasez debidos a las inclemencias del tiempo, a la disminución de la caza y a otros factores ambientales. Por lo que se hacía necesario buscar métodos para prolongar la vida de los alimentos, conseguir que algunos de estos fueran más digeribles, y transformar en comestibles algunos que no lo eran. Y es a partir de ahí cuando surgen los primeros inicios de lo que llamamos cocina.

La primera técnica con la que nos encontramos es el colgado. Al colgar la carne para dejarla pudrirse un poco, esta sufre una transformación que la hace más digerible y le provoca un sabor más fuerte. Poco después nos encontramos con el secado. Al secar al aire determinados alimentos provoca en estos un cambio bioquímico que alarga la conservación de estos al mismo tiempo que altera el sabor y la textura de los mismos. También podíamos encontrar la técnica del enterramiento, para provocar la fermentación. Y, ¿cómo no?, el lavado. Al lavar los alimentos, estos se hacen más fáciles de digerir al eliminar sustancias adheridas como polvo o tierra; e incluso en algunos convertirlos en actos para comer al liberarlos de algunas toxinas.

Pero el elemento crucial fuel el fuego. Con el descubrimiento del fuego nace la gran revolución de la cocina y el despegue de la cultura.
El hombre primero vio el fuego en sus formas naturales, fue ahí probablemente cuando se dio cuenta de su poder de transformación de los alimentos, cuando probó los restos de algún animal muerto en un incendio. Después lo cogió de sus fuentes naturales, y tuvo que aprender a conservarlo. Más tarde aprendió a hacer fuego cuando lo necesitaba. Y, por último adquirió el poder de controlarlo.

Fue hace medio millón de años cuando comenzó a utilizarse el fuego. El fuego tuvo el poder de socializar y unir a los hombres al lado de su luz, calor y protección. El fuego tenía el poder de transformar los alimentos, hacerlos más digeribles, cambiar el sabor haciéndoles mas agradables; y, el poder de aumentar el número de alimentos comestibles al destruir los elementos venenosos que contienen. El fuego tuvo la virtud de convertir el acto de comer en una tarea comunitaria. El fuego añade valores al acto de comer, la comida va más allá de ser un mero acto de nutrición, da ocasiones para que junto a la comida se originen festines, actos rituales y formas y motivos de celebraciones.

La primera forma en que se utilizó el fuego para transformar los alimentos fue de una manera directa, la llama viva de las hogueras. Después se utilizó la cocina a la brasa. Más tarde se pasó a utilizar el calor del fuego para calentar piedras y cocinar los alimentos en ellas (estamos ante al invención de la primera plancha). Posteriormente se utilizó un hoyo, calentado con piedras candentes, para cocinar los alimentos (es el primer indicio de horno). También se utilizaron hoyos o pozos impermeabilizados con una capa de arcilla endurecida, que se utilizaban para hervir, y eran calentados por el mismo procedimiento de utilizar piedras candentes e introducirlas dentro. Para hervir también se utilizaban el método de colgar sobre el fuego, a modo de olla, una piel o tripa llenas de agua.
Más adelante, unos 11.000 años a.c., el hombre, empezó a utilizar recipientes para cocinar, los primeros utensilios, para ese fin, fueron seguramente receptáculos naturales como conchas o caparazones de tortuga. Pero ocurrió que con el descubrimiento de la alfarería, se dio paso a otra técnica: la fritura, al poder utilizar cacharros de barro cocido.
Si analizamos estos hechos con detenimiento, nos daremos cuenta de la antigüedad de las técnicas de cocción, son las mismas que actualmente con la salvedad de que hemos mejorado los aparatos, y por consiguiente facilitado el proceso.


Otro descubrimiento esencial es el de la fermentación. La fermentación aparte de alargar la vida de los alimentos, provoca cambios en estos que los transforman completamente alterando su gusto y estructura: convierte frutas y cereales en bebidas alcohólicas, cereales en pan, la leche en quesos…


He aquí a grandes pasos como pudo ser, y fue, el nacimiento de lo que hoy conocemos por cocina.

Pero estos acontecimientos pueden plantear algunos interrogantes: ¿podemos cocinar sin fuego?, ¿podemos considerar un acto de cocina el tornear un producto?, ¿podemos hablar de cocina antes del descubrimiento del fuego?


Yo tengo mis respuestas. Y, ¿vosotros?

Nota: Este artículo fue publicado en Chefuri.com