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martes, 17 de agosto de 2021

Albóndigas de bonito con pistachos en salsa teriyaki.

 


Albóndigas de bonito con pistachos en salsa teriyaki.



  • Lomos de bonito limpios (sin piel ni espinas) o filetes de atún

  • Pasta de ajo

  • Pasta de jengibre

  • Sichimi togarashi

  • Cilantro picado

  • Pistachos pelados

  • Sal

  • Aceite para freir

  • Salsa teriyaki




  1. Cogemos el pescado y lo picamos. Podemos usar perfectamente una picadora de cuchillas.

  2. Le añadimos al pescado el resto de ingredientes; las pastas de ajo y jengibre, la mezcla de especias (togarashi), el cilantro picado un poquito de sal y los pistachos que abremos picado ligeramente con una picadora o con unos golpes de mortero. Dejamos la mezcla macerando, en el frigorífico, Unas doce horas o de un día para otro.

  3. Formamos con la farsa, que dejamos macerando, unas albóndigas, las freímos en aceite caliente y escurrimos sobre papel de cocina. Para formar las albóndigas yo me ayudé con un poco de almidón de tapioca, pero podemos usar, harina de arroz de maíz o harina simple de trigo.

  4. Una vez fritas y escurridas, calentamos una sartén, tipo wok, con un poco de aceite y calentamos la salsa teriyaki.

  5. Añadimos las albóndigas a la salsa y la calentamos en ella hasta que queden bien lacadas.

  6. Una vez calientes y laqueadas las servimos espolvoreando, si queremos, un poco de semillas de sésamo por encima.


Las acompañamos de una guarnición de pasta, arroz o lo que queramos. En esta caso las acompañe con unos noodles rápidos de trigo y avena, calentados en un poco de caldo con colorante alimentario, para ese tono amarillo. Y, después salteados con un poco de aceite de sésamo y virutas de shitake rehidratadas.


Sichimi togarashi. Mezcla japonesa de siete especias compuesta por: guindilla, semillas de sésamo, jengibre, cáscara de mandarina seca, alga nori, sansho (pimienta japonesa muy similar a la de sijuan) y semillas de cáñamo. Todo reducido a polvo. Se puede hacer ligeras variaciones como sustituir las semillas de cáñamo por semillas de amapola, o cambiar el tipo de pimienta o de alga seca.


Salsa teriyaki. Salsa japonesa con consistencia similar al caramelo líquido compuesta por tres partes de salsa de soja y mirin (a partes iguales) y una parte de azúcar moreno y sake (a partes iguales). Aproximadamente según gustos. Ponemos todo junto a reducir al fuego hasta obtener la consistencia deseada.

Ambos productos se pueden conseguir ya preparados con buenos resultados.


Las pastas de ajo y jengibre se pueden encontrar ya preparadas, pero no sé que tal estarán, ya que nunca las he usado. Yo la preparo con ajo y jengibre pelados y haciéndolos puré con la ayuda de una batidora y un poco de aceite. De esta forma se pueden conservar durante un tiempo guardadas en tarros de cristal.




lunes, 26 de diciembre de 2016

MANJAR BLANCO (Recetas con historia).

MANJAR BLANCO 

El manjar blanco se hace de esta manera. Primero se coge una gallina y ocho onzas de harina de arroz y media libra de agua de rosas y una libra de azúcar fino, y ocho libras de leche de cabra y si no la hubiere tomarás tres libras de almendras blancas y después cojeras la gallina que sea buena, gorda y tallosa y cuando quieras hacer el manjar blanco matarás la gallina y la desplumarás en seco, lávala bien y ponla a hervir en una olla que no hayas cocinado nada en ella, cuando la gallina este cocida un poco mas de la mitad, tomarás las pechugas y las deshilacharás como si fuera azafrán. Después tomarás el agua de rosas y la rociaras sobre las pechugas de gallina, después que vaya todo dentro de la olla que no sea de cobre ni estañada, porque podría tomar el sabor del estaño, y si fuera recién estañada haréis hervir mucho pan y lo haréis sudar mucho para que de esta manera se vaya fuera el sabor del estaño. Después pondrás la gallina en el caldo de ella misma y lo pondrás juntamente con la gallina y coge un meneador de madera y deshacerlo para que no tome sabor de la leña. Cogerás la mitad de la leche y la meterás dentro de la olla con la gallina, después pondrás la harina de buena forma y poco a poco para que no se agarre a la olla, y meterás allí ocho dineros de azúcar dentro de la olla y deja hervir poco a poco hasta que hierva la leche sin dejar de mover y guardarla bien del humo, y cuando el manjar se ponga claro la gallina estará bien, y si no es bastante no pongas más leche y cuando el manjar se ponga como queso asado esta cocido y pondrás el agua de rosas y lo gordo de la olla pero que sea limpio y no haya tocino. Y sabes que de una gallina traeras seis escudillas, déjalo sudar fuera del fuego y después harás la escudillas, y pondrás encima azúcar fino y de esta manera se hace el manjar blanco perfecto y bueno se puede probar siempre así.

Receta transcrita y traducida de el “Libre de doctrina per a ben servir, de tallar y del art de coch…” de Rupert de Nola. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Rupert de Nola fue maestro cocinero y cocinero del rey aragonés Fernando de Nápoles. Autor del primer libro de cocina publicado en castellano en el año 1525 con el titulo de “Libro de guisados”; cinco años antes había sido editado en catalán.

El manjar blanco fue un plato de enorme popularidad durante toda la Edad Media y el Renacimiento; Rupert de Nola aporta cuatro en su libro (De menjar blanch de caraba, do menjar blanch, de menjar blanch de malalt y el citado anteriormente). Es una receta que parece ser tiene su origen en los monasterios cercanos a Reus y con anterioridad al s.X, aunque los franceses también reclaman su autoría y lo sitúan en Languedoc; por sus ingredientes principales de claro origen musulmán parece más logico su origen español debido a la influencia árabe. La receta que nos aporta de Nola puede ser que la tomase prestada de “El llibre de Sent Soví”, uno de los libros de cocina más antiguos que se conocen, un compendio de recetas anónimas editado en catalán en el año 1324; posteriormente, prácticamente, no falto en ningún libro de recetas medievales ni renacentistas en múltiples versiones. Al principio se trataba de una crema espesa compuesta básicamente de gallina, arroz, almendras y azúcar. Es en los siglos XVI y XVII cuando este plato goza de más fama como comida de corte, en una época en la que predominaba una mezcla de lo dulce y lo salado.
El manjar blanco es una elaboración que ha ido evolucionando a lo largo de la historia hasta convertirse en un delicioso postre como el manjar blanc catalán o el blonc-monger francés, de ahí la variedad de recetas sobre el mismo plato que podemos encontrar en los distintos recetarios.
En la foto, en su versión postre. Elaborado con canela en rama
 y cáscara de limón infusionado en leche de almendras con azúcar
y espesado con sémola de arroz.

Manjar blanco según receta de A. Carême (1783- 1833):

Poner en agua hirviendo una libra de almendras dulces y veinte almendras amargas. Después de pelarlas, dejarlas en remojo en una cazuela de agua fresca, lo cual las blanquea de forma singular. Escurrirlas y secarlas frotando con una servilleta. Triturarlas en un mortero, agregando gradualmente una cucharada de agua para que no se vuelvan aceite. Cuando esten trituradas sacarlas del mortero y ponerlas en un cazo. Diluir las almendras en cinco vasos de agua filtrada. Después extender un paño liso sobre una fuente; echar el manjar blanco en el paño y retorcer hasta exprimir la esencia de la leche de almendras y añadir enseguida doce onzas de azúcar cristalizada y pasada por el tamiz de seda. Una vez disuelta el azúcar, colar de nuevo el manjar blanco con el paño y mezclar con la leche de almendras una onza y cuatro gramos de cola clarificada y templada para que se una perfectamente al manjar. Volcar este después en un molde. El molde debe ser colocado antes en 15 libras de hielo picado. Tres horas más tarde, cuando se vaya a servir, desmoldar según el procedimiento acostumbrado.

Posible actualización de la receta de R. de Nola:

- Hierve una pechuga de pollo en agua con un poco de sal.
- Aparte pon a hervir un l. de leche, ½ l. de nata y ½ l. de caldo de ave.
- Con parte de esta mezcla liga unos 300 g. de azúcar, 150 g. de harina de arroz, 150 g. de almendras picadas y peladas y la pechuga desmenuzada en tiras.
- Después de que haya hervido la mezcla de los líquidos durante unos 15’ añade los ingredientes ligados con parte de la mezcla y mantenlo en el fuego removiendo mientras hierve por otros 15’.
- Engrasa un molde adecuado y echa la mezcla.
- Déjalo reposar en frío el tiempo necesario.
- Desmóldalo y quemalo con azúcar por arriba.

En muchos países hispanoamericanos existen recetas con este nombre que han evolucionado en elaboraciones similares al dulce de leche.

Es una pequeña muestras de las distintas elaboraciones que puede tener un plato con el mismo nombre, con la misma base y con mucha historia.


Un saludo,



martes, 29 de noviembre de 2016

Entomofagia.-




¿Sabemos lo que comemos?, ¿comemos todo lo que es comestible?, ¿por qué no comer insectos? Entomofagia, es precisamente eso, comer insectos.

Uno de los objetivos fundamentales del ser humano es la alimentación, en torno a este hecho giran múltiples aspectos, desde poder y riqueza hasta servilismo o pobreza. Además de mostrarnos gran parte de las costumbres y cultura de los pueblos.

En su necesidad de nutrirse el hombre debe buscar los alimentos necesarios para subsistir, y dependiendo de su hábitat consumir unos alimentos u otros. Este consumirá, de forma más habitual, aquellos alimentos existentes en su entorno que le sean más óptimos desde el punto de vista de una relación coste/beneficios. Es decir, consumirá aquellos alimentos que satisfagan más sus necesidades en forma proporcional al esfuerzo en conseguirlo. Por ejemplo, si para cazar un jabalí y manipularlo hasta su cocinado final se necesita cuatro horas para un beneficio de determinadas calorías, preferirá este a no un conejo para el que necesita una hora y le aporta una décima parte de calorías. O preferirá cazar un ciervo antes que diez codornices sí en total necesita el mismo periodo de tiempo con una diferencia de unas cuarenta veces menos de calorías. Sin embargo, si necesitara una hora para conseguir la suficiente cantidad de codornices, que le aportara la misma cantidad de calorías que el ciervo, optara por las codornices que en relación al tiempo empleado le proporcionará más calorías.
El hombre elegirá aquellas especies animales o vegetales que le aporten un mayor rendimiento en relación a su coste beneficio, e irá capturando otras especies en medida que empiecen a escasear aquellas más rentables, lo que le supondrá un aumento del coste en relación a su beneficio.i Opino que en cierto modo esto lo podemos comparar a una relación calidad/precio, ante la necesidad de adquirir un producto en un supermercado.

¿Quién come si, y quién no come insectos?

Esta teoría nos puede ayudar a comprender porque ciertas poblaciones tienden al consumo de unas especies u otras. En los lugares donde no abundan grandes especies los individuos deberán de conseguir satisfacer sus necesidades a partir de otras especies más pequeñas o conglomeradas.
En la selva del Amazonas, así como en otros lugares, son más abundantes los insectos, muchos de ellos de gran tamaño, que otras especies bastante mayores. Por lo general los insectos, sobre todo las especies más considerables, son más cuantiosas en las zonas del ecuador y los trópicos, que en los hemisferios. De ahí que los habitantes de estas zonas recurran a ellos, de forma asidua, como alimento en compensación a la escasez de otras especies que le aporten las calorías necesarias.
Esta obligación necesaria de búsqueda de alimentos para satisfacer las necesidades nutritivas del hombre, practicadas durante cientos de años, termina por convertirse en hábito y costumbre, y como tal en identificativo cultural de los pueblos.
Otra aportación interesante, para comprender el consumo de insectos por los humanos, es que estos son muchos más asequibles para las clases desfavorecidas que la carne. De ahí que, más de las dos terceras partes de la humanidad coma insectos de manera más o menos habitual.

Esto nos puede ayudar, en parte, a comprender porque las sociedades europeas y norteamericanas sentimos una aversión natural a cierto tipo de alimentos… como los insectos.

Los territorios menos consumidores de insectos son Europa y Norteamérica. En gran medida se debe a que los habitats naturales de estas zonas son pobres en insectos, en particular de gran tamaño, y son más ricas en animales mayores salvajes o domésticos. El habituamiento a una dieta carente de insectos hace, culturalmente, que estos sean rechazados de manera inmediata y considerados no gratos y nocivos.
El mero hecho de pensar en una hormiga, un escarabajo o una chinche como alimento provoca repugnancia. No obstante no ocurre lo mismo con los crustáceos, a pesar de ser animales mucho más carroñeros.

Las culturas consumidoras de insectos son muy numerosas. En particular en aquellas regiones más ricas en fauna insectil y más pobres en vertebrados de gran tamaño. Hormigas consumen diversos grupos de población en Colombia, Tailandia, Suráfrica, los aborígenes australianos y numerosas tribus amerindias. Abejas y avispas en China, Birmania, Sri Lanka y algunas zonas de Japón. Mariposas, polillas o sus larvas entre los esquimales, Indonesia, Japón, China, Madagascar, Zimbabwe. Cucarachas en China, Tailandia, los bosquimanos del Kalahari y aborígenes australianos.ii
Méjico es hoy día el mayor consumidor de insectos, no sólo por la cantidad de especies consumidas, más de 250; sino por el gran porcentaje de población que los consume. En Méjico se comen entre otras especies jumiles, que incluso tiene un día de celebración “Día del jumil” (en el día después de los difuntos); larvas de mariposas, larvas de hormigas o escamoles; los huevos de chinches acuáticas llamados ahuautle conocidos como caviar mejicano; saltamontes llamados allí chapulines; larvas de abejas y avispas, etc.


¿Por qué comer insectos?

El rechazo de los euronorteamericanos a comer insectos, además de y por las razones expuestas; se debe a que culturalmente los asociamos con infecciones y como portadores de enfermedades. Pero seguramente nuestra aversión hacia ellos sea menor si distinguimos entre los que solemos ver por nuestras ciudades y casas de los que viven al aire libre en la naturaleza; o hacia una especie u otra.

Los insectos que se alimentan de plantas no son más perjudiciales, ni están más contaminados de lo que pueden estarlo un cerdo o una gallina, o cualquier animal de granja. Y, si alguno de ellos pudiera estar contaminado por haberse alimentado de vegetales tratados con productos químicos se podría solucionar dejándolos en ayunas para que sea su propio organismos quien expulse las toxinas, además de solucionar el problema cocinándolos.

Los insectos son seres vivos perfectamente comestibles desde un punto de vista biológico, nutritivamente hablando son una gran fuente de calorías.
Cien gramos de termitas africanas proporcionan 610 calorías frente a 245 que proporciona la misma cantidad de hamburguesa cocinada. Para satisfacer las necesidades de calorías diarias habría que comer 3.3 kilos de gambas frente a tan sólo 500 gramos de termitas aladas. Por otra parte tienen la ventaja de que su combinación de altos contenidos de materia grasa y proteínas los hace aconsejable para gente carente de ambas.iii El interés nutricional de los insectos no es sólo por su contenido en proteínas, sino también por la constitución de sus grasas. Sus ácidos grasos poliinsaturados son mayores en proporción a los del pescado o las aves. En cuestión vitamínica, por ejemplo, las larvas de abeja contienen diez veces más vitamina D que el hígado de pescado y dos veces más vitamina A que la yema de huevo.iv
Por tanto desde un punto de vista, sensorial, nutritivo y toxicológico no hay nada que nos haga evitar su consumo –otra cosa es el aspecto cultural-.
El que más y el que menos ha tenido el placer de probarlos. Consciente o inconscientemente hemos ingerido una mosca, un gusano entre la lechuga o unos bichitos entre el arroz o la harina; no nos ha pasado nada y encima nos ha proporcionado un aporte extra.

Como hemos dicho anteriormente en determinadas zonas geográficas, como aquellas que gozan de un clima frío o templado, es más difícil encontrar insectos rentables para el consumo. Pero si es posible cultivarlos en condiciones favorables en un entorno creado a propósito para ello. Además de ser sus necesidades muy escasas, con lo que el costo es bajo, nos ofrecen unas mejores garantías higiénicas. Actualmente se comercializan insectos como productos para gourmet envasados, en forma de galletas, dulces, como productos dietéticos, etc.

Por tanto los insectos son seres vivos perfectamente comestibles y que nos pueden aportar un gran número de ventajas.

Los insectos son el grupo animal más numeroso de la naturaleza, por tanto fomentar su consumo, podría contribuir en gran manera a paliar las necesidades alimentarias de una gran parte de la humanidad que carece de los recursos nutritivos necesarios.


La razón de que no los comamos no consiste en que sean sucios y repugnantes; más bien, son sucios y repugnantes porque no los comemos” M. Harris







NOTAS:
- Algunas recetas con insectos pueden ser: tortilla de larvas, escamoles en mantequilla, chapulines fritos a la mejicana, saltamontes con chocolate, hormigas caramelizadas, etc.

i A esto se le denomina Teoría de la caza/recolección óptima. Marvin Harris explica, con mucho más detalle, este concepto en su libro “Bueno para comer”, 1985.
ii Claude Fischler -El (h)omnívoro. El gusto, la cocina y el cuerpo.1990-
iii Marvin Harris ob. Cit.

iv Juan Lizama. Entomofagia. 2004.

Bibliografía: las obras citadas.

sábado, 26 de noviembre de 2016

COCINA. IDENTIDAD.-



“La cocina tradicional es la manera de ser de un pueblo.” JM Arzak.


¿Podemos identificar a un pueblo por su forma de cocinar?, o dicho de otro modo ¿podemos identificar determinado tipo de cocina con un pueblo?


Los habitantes de un país, en términos habituales, rara vez prestan atención a su comida, y si les preguntamos que la diferencia de la de otros países posiblemente no sepan responder. Pero si salen de viaje a otro país, o simplemente si van a comer a un buen restaurante de cocina típica de otra nacionalidad (chino, japonés, italiano…), es cuando toman conciencia de su cocina.

Generalizando, si nos hablan de maíz lo relacionamos con América, si es de arroz con los países asiáticos, de verduras y aceite con la cuenca mediterránea… Si hablamos de chile y fríjoles, pensamos en México; si hablamos de curries, pensamos en la India; de pasta en Italia… y así hasta identificar un determinado plato con un país, guacamole con México, pizza con Italia, sushi con Japón, moussaka con Grecia, paella con España, hayaca con Venezuela, etc.
Si determinado grupo no come carne de cerdo es musulmán, si no come carne de vaca es hindú, si come carne de perro es chino, si sólo se alimenta de proteínas animales es esquimal…
Si se come sentado en el suelo es árabe, hindú, japonés… Si se come con palillos es chino, tailandés o coreano…, si como con las manos de forma habitual es hindú, etc. Si nos hablan de cocina francesa, cocina italiana, cocina china, nueva cocina… enseguida las identificamos con cierto tipo de platos y alimentos.
Y así hasta infinidad de ejemplos y situaciones. Estas son algunas pequeñas muestras del carácter diferenciador de la cocina de una cultura a otra.


¿Cuáles son los elementos que diferencian o una cocina de otra?

Existen numerosos factores en los que nos podemos basar para distinguir a una cocina de otra. Pero, y de acuerdo con los esposos Rozin, los elementos que dan lugar a cocinas específicas y determinadas, son cuatro:
  1. La selección de un número limitado de alimentos. Aquellos más fáciles de conseguir y los más rentables desde un punto de vista energético.
  2. La manera dominante de preparar los alimentos (tipo de corte; tipos de elaboración: cocidos, fritos, asados…)
  3. Los criterios de condimentación y el uso de sabores de cada sociedad (el uso de los aromas).
  4. La aceptación de reglas establecidas en relación a los siguientes puntos: la cantidad de comidas diarias, la forma de consumir los alimentos, la diferenciación de algunos alimentos para ceremonias religiosas y/o festivas y el seguimiento de determinados tabúes.

Siguiendo estos criterios tenemos una base, más que aceptable, para poder diferenciar la cocina de distintas culturas.
Pero hoy en día existen circunstancias como la facilidad en poder adquirir alimentos del cualquier lugar del mundo, la integración de determinados hábitos alimentarios de otras culturas en las nuestras…, que hacen que la cocina característica de una cultura dada experimente cambios a un corto o largo plazo más o menos notable. Aquí nos podemos encontrar con una curiosa contradicción que C. Fischler denomina la paradoja del omnívoro: la neofilia (necesidad y avidez de incorporar alimentos nuevos) y la neofobia (miedo y recelo hacia alimentos desconocidos).

Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente considero como factor más importante para diferenciar la cocina de una cultura a otra el uso de los aromas (especias, hierbas…). Considero que dos elaboraciones teóricamente iguales pueden variar enormemente con la introducción de un solo aroma. A su vez pienso que el uso de estos ingredientes característicos suelen ser los más arraigados, y por tanto más difíciles de erradicar.
Como ejemplo detallo a continuación algunos de los fundamentos aromáticos de algunos países:
La salsa de soja, ajinomoto, vino de arroz… en China.
La salsa de soja, el sake… en Japón.
La salsa de soja, el azúcar negro, sésamo en Corea.
Las mezclas de especias en la India.
El comino, la canela, el cilantro con cebolla o tomate o fruta en Marruecos.
El aceite de oliva, el limón y el orégano en Grecia.
El aceite de oliva, el ajo, la albahaca, el tomate… en Italia.
El aceite de oliva, cebolla, pimiento, tomate en España.
El tomate y el chile en México.
Y podríamos seguir.

Por tanto opino que, se puede afirmar que a distintas culturas corresponden distintas formas culinarias o gastronómicas. O, determinadas cocinas corresponden a diferentes culturas.


Saludos,



Bibliografía consultada: Alimentación y Cultura. J. Contreras y M. Gracia. Ed. Ariel




COMENTARIOS AÑADIDOS:



Respecto a la frase de Arzak, la consideré buena para encabezar el artículo. Por supuesto que la cocina es sólo una parte de las características culturales de un pueblo. Pero seguramente la primera y más importante.
El hombre primero debe de nutrirse para poder ejercer y continuar otras características propias de determinada cultura. La forma de nutrirse es alimentándose, y la forma en que se alimenta es el primer identificativo cultural que encontramos en los pueblos. Además si nos fijamos con detalle todos los demás rasgos, que podemos considerar distintivos, al menos en un principio, giran alrededor de la comida (cocina, gastronomía). Las fiestas son celebraciones de algún acontecimiento (la llegada de la primavera, la navidad, una boda, un nacimiento, etc.) y en todas ellas la gastronomía juega un papel principal por medio de banquetes, comidas en común y/o la relación con determinado tipo de alimento. La música, en un principio, probablemente fue un modo de amenizar las comidas. Los alimentos permitidos o no permitidos, la manera de comerlos, como y cuando, forman parte de las prescripciones y tabúes de todas las religiones… Por ello sostengo que la cocina es el elemento principal en el que debemos fijarnos en el momento de analizar la cultura de un pueblo.


Respecto a los aromas, quizás me falto matizar un poco más en lugar de dejar los puntos suspensivos. Por supuesto que sigo considerando los aromas como el principal factor identificativo de una cocina determinada. Claro que el ajo, el aceite de oliva o los chiles por sí solos no identifican una cocina, pues son comunes a muchas (aunque ya, a muchos de esos ingredientes los relacionamos inmediatamente con algunos tipos de cocinas). Al decir aroma, quería referirme al aroma final que conseguimos con la combinación o forma de elaboración de diversos de esos ingredientes; o dicho de otro modo a los “principios de condimentación”. Un pisto y un rataouille son casi iguales en sus ingredientes, pero el sabor final no es el mismo. (El pisto es un plato típico de La Rioja, España; y el rataouille es típico de la zona de Niza, Francia).

Saludos,



COCINA HINDÚ.I

COCINA HINDÚ. Características.




La cocina de la India es una de las más famosas a nivel internacional, pero no por ello conocida.

La cocina hindú posee unas características propias y fácilmente identificables a pesar de la gran variedad existente entre sus regiones.
La cocina del norte claramente influenciada por la gastronomía mogol destaca por sus platos de cordero y aves elaborados en el tandoor. La cocina del norte la podemos considerar como la más clásica, quizás, por haber estado más alejada de las influencias de los comerciantes y marinos portugueses y de los británicos en su época colonial.
La cocina del este con platos agrios y picantes. La cocina del oeste ligera y vegetariana. Y la cocina del sur donde abundan los platos de arroz (el basmati es más común). Pero todas ellas poseen unos rasgos comunes como el equilibrio en la mezcla de gustos y texturas, y la maestría en el arte de combinar sabores con las especias y plantas aromáticas.

Las formas:

Dentro de la cocina hindú, aparte de los métodos de cocción conocidos por todos (freir, asar, hervir, saltear…), nos encontramos con otros tradicionales que se mantienen a través de los años como los siguientes:

- El korma; es como un braseado de cocción más rápida. Se elaboran con nata, yogur, crema de leche, leche de coco y su resultado es espeso.
- El tandoor; es el método más conocido de la cocina hindú, aunque se utiliza en todo el Oriente medio. Es un asado que se realiza en un horno de barro, que gracias a las altas temperaturas que alcanza cuece los alimentos de una forma tan rápida, que evita que estos se resequen. Los alimentos realizados al tandoor siempre se maceran antes con una mezcla de especias y yogur.
- El curry; es un estofado de carne, de pescado o de verduras. Muy especiado, de cocción lenta y espeso.

Además de estos métodos característicos la cocina india posee también unas técnicas particulares como:
- El baghaar; consiste en incorporar las especias y otros aromas al ghee estando este muy caliente, para que dejen sus aromas en él. Este ghee o aceite aromatizado se puede añadir al principio o al final de la cocción.
- El dum; consiste en cerrar herméticamente el recipiente en que se ha cocinado y colocarlo entre brasas calientes por debajo y por arriba (en la tapa), para que así los diferentes aromas se junten y se fundan en uno solo.
- El dhungar; consiste en dar un gusta ahumado a un plato. Cuando cierta elaboración este a punto se rocía con ghee o aceite y cuando empiece a humear se coloca dentro del recipiente y se cierra de forma hermética, de esta manera el humo entra en la comida dándole el sabor ahumado.


Los ingredientes:

Las especias (semillas, raíces, cortezas, hierbas, hojas, tallos, resinas); son el alma de la cocina hindú, son la base del arte de la cocina india. Siempre se conservan enteras, se tuestan para potenciar su aroma y se muelen justo antes de utilizarlas. El orden más habitual de uso, no el único, es el siguiente: 1º se rehogan las especias enteras en aceite bien caliente, 2º se pican, trituran o rallan las frescas (jengibre, ajos, cebolla…) y se añaden, y 3º se incorporan las especias molidas.


La leche de vaca, aunque los indios no beban mucha leche esta es fundamental en su alimentación, pues a partir de ella elaboran tres ingredientes fundamentales:
- El ghee; el ghee es la mantequilla clarificada. La principal grasa utilizada en la cocina hindú.
- El dahí (yogur); utilizado en casi todas las comidas indias, como componente de al menos uno de sus platos. El yogur se utiliza siempre sin azúcar; su sabor suave se complementa con el de las especias, cuyo ácido lácteo ayuda a enternecer las carnes en los adobos. Su textura cremosa le da consistencia a las salsas y ligado con arroces y verduras ayuda a poderlos comer con la mano.
- El paneer; a partir de la leche se elabora el queso fresco casero utilizado en la India en gran variedad y número de platos.

- Los vegetales; en la India hay muchos vegetarianos, por motivos religiosos y otros, por lo tanto las verduras, hortalizas y tubérculos son parte fundamental de la dieta hindú en muchos lugares. La forma más habitual de comerlas es en curries acompañados de arroz y legumbres (dal).


- Dal; dal es el nombre genérico que se da a las legumbres, y que por extensión denomina también al ghana dal (amarillas), masoor dal (rojas), unad dal (negras) y moong dal (verdes y redondas). También son muy consumidos los garbanzos, los hay claros y negros; y por supuesto judías y guisantes.
plato. Las legumbres se suelen preparar desgranadas y partidas. La más habitual son las lentejas de la que existen distintas variedades:

- El arroz; consumido poco en el norte de la India en el sur es parte fundamental de la dieta. La variedad de arroz más consumida es el Basmati, cuyo nombre procede de la palabra hindi que significa aroma.

- Los cereales; imprescindibles para la elaboración de los distintos panes: el trigo sobre todo, maíz y mijo.

- Las carnes; las carnes más utilizadas son las de cordero, cerdo, carnero y pollo. Se cocinan generalmente troceadas y con la inclusión de cebolla y yogur.

- Los pescados; el pescado, aunque menos, igualmente esta incluido en la dieta. En algunas regiones como en la de Goa, es mucho más apreciado por su influencia portuguesa. El marisco es bastante más valorado.


Elaboraciones tradicionales:

- Roti; el roti es el pan. El roti es la base de la comida hindú, se usa como acompañante en todas las comidas; y se usa como cuchara. Los panes se realizan con toda clase de harinas, aunque la más utilizada es la de trigo, o bien con una combinación de estas; y, en algunos casos aderezados con especias.
Los panes indios son planos u ovalados y carecen de levadura, es decir son ázimos, el principal motivo de esto es que los panes son en general artesanales y la gran mayoría de los hogares indios carecen de horno. Unas de la pocas excepciones a esto son el naan (en la foto), que se realizan aprovechando el calor de las paredes del tandoor y el kulchas realizado en horno de leña. Todos los demás panes se elaboran en una tava (plancha de hierro colado) como los populares chapatis, o fritos en una karhai (especie de wok) como los puris.

- Chaat, a los chaats los podemos considerar como aperitivos. Son ensaladas (en el sentido de mezcla) que pueden ser de distintos sabores: dulces, picantes, avinagrados, ácidos… Se caracterizan todos ellos por llevar el mismo sazonamiento: sal negra, limón, y una mezcla (masala) aromatizada con mango en polvo (amchoor).



- Ratias, las ratias son combinaciones de yogur especiado al que se le añaden verduras, hortalizas,
patatas y frutas en combinaciones distintas. Las ratias se sirven frías y forman parte de la comida. Las podemos equipar a las ensaladas.




- Chutneys, el chutney procede del chatni indio, que es una salsa cruda y picante. Los chutneys forman parte de las comidas hindúes. Es el acompañamiento de los demás platos dando sabor y color a alimentos menos sabrosos. Los más comunes son los elaborados a base de frutas, aunque también se pueden elaborar con legumbres o con una mezcla de ambos. Por lo general son una mezcla de ingredientes diversos, especiados y aromatizados, en forma de pasta y que puede tener diferentes texturas, desde espeso a casi líquido o granuloso. Los más tradicionales son ácidos y picantes, aunque también pueden darse combinaciones agridulces.

Achaar; los achaars son encurtidos de frutas y verduras que son confitados en vinagre, en salmuera o en su propio jugo, como en el caso de limones y limas. Los achaars se suelen usar a modo de guarnición.

- Dal; como ya hemos mencionado anteriormente dal es el nombre genérico con que se denomina a todos los platos a base de legumbres partidas. Platos muy extendidos en toda la India, y la principal fuente de alimentación de los vegetarianos. En el sur de la India estos platos suelen ser más ligeros, como una especie de sopa; mientras que en el norte que son guisos más espesos. Siempre van acompañados de roti o arroz.

- Pulao; los pulaos son los platos de arroz más extendidos en la India y el más usado es el basmati. Para la realización de los pulaos el arroz siempre se lava antes de cocerlo para eliminar el almidón, y luego se saltea para que el grano quede suelto.

- Masala; se puede afirmar que las masalas son la esencia y a la vez el espíritu de la cocina hindú
. Las masalas son las mezclas de especias artesanales y magistrales que caracterizan la cocina hindú. Son mezclas en las que los cocineros indios consiguen una perfecta armonía y sincronización para que no sobresalga una sobre otra. Las masalas se elaboran tostando las semillas, para que desprendan todo su aroma, y se muelen al momento, ligándolas con el resto de especias, con lo que se consigue potenciar sus cualidades aromatizantes. Existen infinidad de combinaciones de especias: desde los garam masala, típicos del norte de la India; los tandoor masala, para la cocina al tandoor; la panch phoron, mezcla que se incorpora al aceite caliente, propia de la cocina bengalí; la paan masala (foto), mezcla refrescante para después de comer… y así hasta innumerables mezclas que son transmitidas de generación en generación.

Los postres; la mayoría de las comidas hindúes terminan con fruta fresca. Pero, aunque los indios no sean muy amantes de postres elaborados, que dejan para otras ocasiones, no quiere decir que los desprecien. Los postres indios son de una gran variedad, quizás demasiado empalagosos para el gusto occidental. La base de los postres no es el azúcar, aunque la utilicen, sino la leche que hierven hasta formar una masa; así que están elaborados principalmente con productos lácteos, frutas frescas, cereales, frutos secos y harina de garbanzos. Son elaboraciones atractivas que suelen ir adornadas con láminas de oro o plata (comestibles). Son postres típicos, entre otros, los mithai, el gulab jamón (bolas de leche en polvo, fritas y sumergidas en almíbar), el kulfi (helado sin huevo), el luglu y el halva (con harina de garbanzos y zanahorias)…


Las bebidas; las escrituras sagradas (vedas) aconsejan beber con la comida para facilitar la digestión, así como ofrecerlas a los invitados. Bebidas populares son: el lassi (bebidas con yogur), ka sherbet (bebida refrescante de albahaca), ninmu pani (limonada), infusión de jengibre…, así como los cafés y los tes, a los que se le añaden una mezcla de especias, café masala y chai masala.


Nota: Artículo publicado en Chefuri.com

LA COCINA. EL PRINCIPIO.



Los primeros homínidos, en cuanto a alimentación se refiere, no se diferenciaban del resto de los mamíferos. Es decir se nutrían al igual que ellos, de lo que encontraban más cerca, de aquello que tenían a su alcance y que no les presentara demasiada complicación. Es por lo que suponemos que los primeros alimentos ingeridos por estos lejanos antepasados nuestros serían plantas, raíces y pequeños animales como larvas e insectos.

Pero demos un salto en el tiempo de unos cuantos miles de años, cuando nuestros más lejanos antepasados comenzaron a caminar erguidos.
La alimentación en un principio seria la misma que anteriormente, salvo en una circunstancia, probablemente aumentarían su dieta a piezas algo mayores. A algunos animales muertos y restos de piezas dejados por otros depredadores, que ya satisfechos habían dejado su festín. Por tanto es posible afirmar que nuestros más remotos antepasados fueron carroñeros antes que cazadores. Nuestros remotos parientes fueron evolucionando, y gracias al descubrimiento de los primeros útiles y herramientas, y espoleado por las necesidades paso a convertirse en cazador. Con lo que ya tenemos las primeras formas de abastecimiento alimentario, nos convertimos en cazadores-recolectores.

Pero había períodos de escasez debidos a las inclemencias del tiempo, a la disminución de la caza y a otros factores ambientales. Por lo que se hacía necesario buscar métodos para prolongar la vida de los alimentos, conseguir que algunos de estos fueran más digeribles, y transformar en comestibles algunos que no lo eran. Y es a partir de ahí cuando surgen los primeros inicios de lo que llamamos cocina.

La primera técnica con la que nos encontramos es el colgado. Al colgar la carne para dejarla pudrirse un poco, esta sufre una transformación que la hace más digerible y le provoca un sabor más fuerte. Poco después nos encontramos con el secado. Al secar al aire determinados alimentos provoca en estos un cambio bioquímico que alarga la conservación de estos al mismo tiempo que altera el sabor y la textura de los mismos. También podíamos encontrar la técnica del enterramiento, para provocar la fermentación. Y, ¿cómo no?, el lavado. Al lavar los alimentos, estos se hacen más fáciles de digerir al eliminar sustancias adheridas como polvo o tierra; e incluso en algunos convertirlos en actos para comer al liberarlos de algunas toxinas.

Pero el elemento crucial fuel el fuego. Con el descubrimiento del fuego nace la gran revolución de la cocina y el despegue de la cultura.
El hombre primero vio el fuego en sus formas naturales, fue ahí probablemente cuando se dio cuenta de su poder de transformación de los alimentos, cuando probó los restos de algún animal muerto en un incendio. Después lo cogió de sus fuentes naturales, y tuvo que aprender a conservarlo. Más tarde aprendió a hacer fuego cuando lo necesitaba. Y, por último adquirió el poder de controlarlo.

Fue hace medio millón de años cuando comenzó a utilizarse el fuego. El fuego tuvo el poder de socializar y unir a los hombres al lado de su luz, calor y protección. El fuego tenía el poder de transformar los alimentos, hacerlos más digeribles, cambiar el sabor haciéndoles mas agradables; y, el poder de aumentar el número de alimentos comestibles al destruir los elementos venenosos que contienen. El fuego tuvo la virtud de convertir el acto de comer en una tarea comunitaria. El fuego añade valores al acto de comer, la comida va más allá de ser un mero acto de nutrición, da ocasiones para que junto a la comida se originen festines, actos rituales y formas y motivos de celebraciones.

La primera forma en que se utilizó el fuego para transformar los alimentos fue de una manera directa, la llama viva de las hogueras. Después se utilizó la cocina a la brasa. Más tarde se pasó a utilizar el calor del fuego para calentar piedras y cocinar los alimentos en ellas (estamos ante al invención de la primera plancha). Posteriormente se utilizó un hoyo, calentado con piedras candentes, para cocinar los alimentos (es el primer indicio de horno). También se utilizaron hoyos o pozos impermeabilizados con una capa de arcilla endurecida, que se utilizaban para hervir, y eran calentados por el mismo procedimiento de utilizar piedras candentes e introducirlas dentro. Para hervir también se utilizaban el método de colgar sobre el fuego, a modo de olla, una piel o tripa llenas de agua.
Más adelante, unos 11.000 años a.c., el hombre, empezó a utilizar recipientes para cocinar, los primeros utensilios, para ese fin, fueron seguramente receptáculos naturales como conchas o caparazones de tortuga. Pero ocurrió que con el descubrimiento de la alfarería, se dio paso a otra técnica: la fritura, al poder utilizar cacharros de barro cocido.
Si analizamos estos hechos con detenimiento, nos daremos cuenta de la antigüedad de las técnicas de cocción, son las mismas que actualmente con la salvedad de que hemos mejorado los aparatos, y por consiguiente facilitado el proceso.


Otro descubrimiento esencial es el de la fermentación. La fermentación aparte de alargar la vida de los alimentos, provoca cambios en estos que los transforman completamente alterando su gusto y estructura: convierte frutas y cereales en bebidas alcohólicas, cereales en pan, la leche en quesos…


He aquí a grandes pasos como pudo ser, y fue, el nacimiento de lo que hoy conocemos por cocina.

Pero estos acontecimientos pueden plantear algunos interrogantes: ¿podemos cocinar sin fuego?, ¿podemos considerar un acto de cocina el tornear un producto?, ¿podemos hablar de cocina antes del descubrimiento del fuego?


Yo tengo mis respuestas. Y, ¿vosotros?

Nota: Este artículo fue publicado en Chefuri.com